Portugal ha
sido testigo de un flujo constante de diferentes civilizaciones durante los
últimos 3100 años. Tartesos, celtas, fenicios, cartagineses, griegos,
romanos,
germanos (suevos y visigodos),
musulmanes,
judíos
y otros pueblos han dejado huella en la cultura, historia, lenguaje y etnia.
Durante los siglos XV
y XVI,
Portugal fue una potencia económica, social y cultural mundial, así como un
imperio que se extendía desde Brasil hasta las Indias
Orientales. Posteriormente, sobre todo tras las Guerras Napoleónicas y la independencia de Brasil entre finales del
s. XVIII y principios del s. XIX, Portugal empezó a vivir periodos convulsos.
El país vivió bajo una dictadura entre 1933 y 1974, cuando cayó
tras una revuelta conocida como la Revolución de los Claveles. En 1986
ingresó en la Unión Europea y, desde 2001, forma parte de la Eurozona.
Es un país desarrollado,6
con un índice de desarrollo humano (IDH)
considerado como «muy elevado»,3
y con una alta tasa de alfabetización.7
El país está clasificado como el 19.º con mejor calidad de vida, tiene uno de
los mejores servicios sanitarios del planeta y es considerado una nación
globalizada y pacífica.8
Asimismo, es el 18.º destino turístico mundial en volumen de visitantes. Es
miembro de la ONU,
la UE (incluyendo la Eurozona
y el Espacio Schengen), la OTAN, la OCDE y la CPLP, entre otros. También
participa en las fuerzas de paz de las Naciones Unidas.
Posee la mayor planta de energía solar del mundo y es sede de importantes
eventos deportivos, como el Gran Premio de Portugal de
Motociclismo.
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